Tu empresa genera ingresos consistentes, tiene clientes establecidos y flujo de caja positivo, pero enfrenta desafíos estructurales, financieros, operacionales o estratégicos que limitan su crecimiento, probablemente sea una "Empresa en Transición".
- Tu negocio creció, pero la estructura financiera y operativa no acompaña el ritmo de expansión ni garantiza la rentabilidad sostenida.
- Las cuentas por cobrar, los inventarios, los pasivos, los costos y los gastos presionan la liquidez y limitan los márgenes y la rentabilidad.
- No se dispone de una estrategia definida a 3–5 años, con presupuesto anual y control mensual que asegure resultados financieros consistentes.
- Los procesos dependen excesivamente de la gestión individual y no están estandarizados ni integrados, lo que reduce eficiencia y rentabilidad operativa.
- La falta de disciplina financiera restringe la capacidad de generar valor y maximizar la rentabilidad del negocio.
Si estas situaciones resultan familiares, tu empresa necesita avanzar de la improvisación a la planificación estratégica, y de la presión diaria a una gestión sostenible, rentable y estructurada.